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Ricardo Ahmed

En 1980, egresé a los 20 años de la Escuela General Lemos con el grado de cabo en la especialidad de Intendencia, dedicada a la administración logística, financiera y contable dentro de los cuarteles. Para 1982, estaba destinado en un grupo de artillería en Campo de Mayo, donde cumplía funciones como auxiliar de compras en el servicio de finanzas de la unidad.

El 7 de abril de ese año recibí la orden de presentarme con equipo completo ante un capitán a las 17 horas en la Escuela de Infantería. Cumplí la orden y esa misma tarde partimos en avión hacia Comodoro Rivadavia. Allí permanecimos en el Hospital Militar hasta el 9 de abril, cuando embarcamos rumbo a Puerto Argentino.

En un edificio destinado a ser una escuela o guardería infantil se instaló el Centro Interfuerzas Médicos Malvinas (CIMM), convertido en el hospital militar de Puerto Argentino. Se habilitaron servicios de diversas especialidades y diez quirófanos capaces de operar en simultáneo. Como parte del nosocomio, los integrantes cumplíamos una doble función: una operacional, propia de cualquier cuartel, y otra sanitaria.

Sin formación en sanidad, fui asignado al área de Recepción y Clasificación de heridos como asistente de un soldado médico. Mi labor consistía en cortar la ropa de los heridos desde el dobladillo del pantalón hasta el cuello, sin perder tiempo en desabrocharla. Si el herido estaba consciente, le colocaba en la muñeca una cinta adhesiva con su apellido; si estaba inconsciente, se le marcaba la mejilla con "NN" hasta que alguien de su unidad lo reconociera. Luego, el médico lo clasificaba y lo derivaba al servicio correspondiente, mayormente a Traumatología.

También participé en la mayoría de las evacuaciones aéreas. Cuando un avión Hércules llegaba a la pista de Puerto Argentino, su compuerta descendía y un camión Unimog ambulancia se colocaba en paralelo. Sin detenerse completamente, a paso lento, se realizaba la transferencia de los heridos hacia el avión para su evacuación al continente.

En algunos momentos, también integré el Pelotón Cementerio. Cuando se reunían entre cuatro y cinco cuerpos en la morgue, los trasladábamos al cementerio de la ciudad para darles cristiana sepultura.

Esa fue mi función en la Gesta de Malvinas hasta el 14 de junio, cuando se dictó el cese de fuego. Tres días después, el 17 de junio, fui embarcado como prisionero en el transatlántico Canberra, llegando al continente el 19 de junio.

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Jorge ROCCO

Mission

El 17 de abril, el García-Puebla estuvo al mando del avión Canberra B-108, con los primeros tenientes Ernesto Lozano y Jorge Rocco como navegadores, siendo Rocco parte de la tripulación en calidad de instrucción. El bombardero despegó de la ciudad de Trelew a las 11:00 horas, con destino a una posición específica en mar abierto. Su misión era evaluar la capacidad de ataque anti-superficie, coordinándose con un avión guía SP-2H Neptune (0708/2-P-112), perteneciente a la Escuadr de Exploración, bajo el mando del Capitán de Corbeta Kalauz y el Teniente de Navío Arbini.

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Edgardo R. IBARRA

Mi nombre es Edgardo Raúl Ibarra, nací el 5 de agosto de 1963 en Villa María, Córdoba. Me uní al Ejército Argentino el 16 de de 1981 en la Escuela de Suboficiales Sargentoral, y me gradué el 7 de abril de 1982 como cabo en el arma de Infantería. El 11 de abril de 1982, llegué a las Islas Malvinas, donde fui asignado a Bahía Fox (Bahía Zorro) en la isla Gran Malvina, formando parte del Regimiento de Infantería 8 "General O'Higgins". Durante el conflicto, ocupé el cargo de jefe de un cañón de105 mm. Tras la firma del cese de fuego el 19 de junio de 1982, fui repatriado en el transatlántico Norland. Un hecho significativo en mi vida es que fui a la guerra a los 17 años, sin haber alcanzado todavía la mayoría de edad. Desde hace 30 años, vivo en la provincia de Neuquén.

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